Situada en el centro de la ciudad, junto a la ribera norte del río Támesis, la Torre de Londres es uno de los monumentos históricos más antiguos de la capital inglesa.
A lo largo de sus casi mil años de existencia ha tenido diversos usos, sirviendo como fortaleza defensiva, palacio real, depósito de las Joyas de la Corona y lujosa prisión para nobles caídos en desgracia.
Fue además el lugar en el que muchos de estos personajes ilustres probaron el hacha del verdugo.
Frecuentes apariciones nocturnas
Asegura la tradición que la Torre está encantada, que gran parte de los que murieron en ella aún habitan entre sus paredes y, desde hace siglos, efectúan frecuentes apariciones nocturnas, poniendo a prueba los nervios de guardias y centinelas.
La Torre es escenario de hechos difíciles de explicar. Ya en el siglo XV los guardias aseguraban haber visto a los fantasmas de los niños sacrificados por Ricardo III, aunque no hay evidencias de que hayan muerto allí.
La aparición más común, sin embargo, es la de Ana Bolena, cerca del lugar de su ejecución, acompañada por una corte fantasmal.
Éste es el más famoso de los espíritus que supuestamente se pasean por el edificio. Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII, fue decapitada el 19 de mayo de 1536.
Su aparición más espectacular tuvo lugar en 1864, cuando uno de los guardias la vio salir de entre la niebla, vestida de blanco y sin cabeza.
Atemorizado, el guardia le clavó su bayoneta, momento en el que una especie de rayo luminoso se propagó por el cañón del fusil hasta impactar en él, dejándolo inconsciente en el acto. Dos soldados más y un oficial corroboraron haber visto al espectro desde una ventana.
Otro espectro frecuente es el de sir Walter Raleigh, quien fue ejecutado en el lugar por órdenes del rey Jacobo I. Raleigh fue prisionero de la Torre entre 1603 y 1616 y decapitado en aquel mismo lugar en 1618.
Pasó también a formar parte del batallón de ilustres almas en pena al que tienen que enfrentarse los guardas nocturnos. Dicen que se le puede ver rondando los aposentos en los que estuvo retenido.
También un fantasma que perturba las tranquilas noches de los centinelas es el de Margaret Pole, condesa de Salisbury, ejecutada por orden de Enrique VIII en 1541. En cada aparición representa sus últimos instantes de vida, los cuales fueron particularmente sangrientos, pues el verdugo tuvo que golpear tres veces su cuello para completar su decapitación.
Extrañas apariciones de animales y objetos
Pero no solo se aparecen espectros humanos. La Torre albergó además el zoológico real. En 1815 uno de los guardias vio el fantasma de un oso salir por debajo de una puerta y falleció por la impresión.
El enorme oso cruza corriendo los pasillos, apareciendo y despareciendo a través de lugares imposibles. Por la misma época Edmund Lenthal Swift, guardián de las Joyas de la Corona durante casi cuarenta años, fue testigo de una aparición sobrenatural en el edificio.
Según él mismo contaba, una noche en la que cenaba con su familia en la sala de estar de la Casa de las Joyas, cerca de la medianoche, él y su mujer vieron aterrorizados cómo una forma cilíndrica, como un tubo de cristal lleno de una densa nube entre blanca y azul, se materializaba en el aire y comenzaba a flotar por la habitación.
Llegó a tocar el hombro de la mujer de Swifte, momento en el que éste le arrojó una silla, con lo que el extraño objeto desapareció.
La más terrorífica aparición
Se han reportado otras visiones inquietantes, como la de una mujer sin rostro y carrozas funerarias.
Sin embargo, el fantasma de una dama blanca que saluda a los niños y solo a los niños, desde la Torre Blanca es, sin duda, la más terrorífica de todas.
A pesar de que no se sabe nada de cómo murió, o ni siquiera quién era, para los niños que la han visto saludándolos desde el otro lado del edificio, su existencia es demasiado real.
Más tranquilas son las apariciones de Tomas Becket, que aunque fue asesinado en la catedral de Canterbury (en 1170) regresa de vez en cuando a visitar la Torre, de la cual fue gobernador; y las del príncipe Eduardo V y su hermano el duque de York, asesinados por su tío Ricardo III en 1483, quienes se pasean por los corredores cogidos de la mano y vestidos de blanco.