Los investigadores sostienen que la creciente demanda de tecnología de energías renovables, como las baterías de litio para los coches eléctricos, también suponen una amenaza potencial para la ecología marina.
Un nuevo estudio ha señalado las nuevas amenazas que podrían tener un gran impacto en la biodiversidad marina en los próximos 5-10 años.
El estudio, publicado en la revista Nature Ecology and Evolution el 7 de julio, también habla de los impactos negativos de la adopción de tecnologías verdes que no deben ser ignorados. Un equipo de 30 expertos multidisciplinares utilizó una técnica llamada «exploración del horizonte» para llegar a sus conclusiones.
Impacto de la tecnología verde
Con el aumento de la presión pública contra la contaminación del plástico marino, se ha intentado sustituir el plástico basado en los combustibles fósiles por polímeros biodegradables, como las «bolsas de plástico biodegradables» hechas de almidones vegetales. Sin embargo, los investigadores afirman que estos materiales no se biodegradan en condiciones naturales en el océano y su adopción generalizada puede causar también basura marina. Dado que su impacto a largo plazo en el medio ambiente sigue siendo desconocido, pueden dar lugar a una nueva serie de problemas.
Los investigadores sostienen que la creciente demanda de tecnologías de energías renovables, como las baterías de litio para los coches eléctricos, también suponen una amenaza potencial para la ecología marina.
Las «piscinas de salmuera» de aguas profundas, más salinas, contienen mayores concentraciones de litio y podrían convertirse en futuros lugares de extracción. El estudio concluye que estos ecosistemas albergan diversas especies, muchas de las cuales están por descubrir. La creciente demanda de vehículos eléctricos alimentados con litio podría poner en peligro estos entornos.
Otros retos
La sobrepesca ya ha sido reconocida como un problema inmediato, y la OMC pidió la prohibición de las subvenciones a quienes se dediquen a la pesca de poblaciones sobreexplotadas, en su última Conferencia Ministerial del 23 de junio.
Los autores proyectan una mayor cantidad de pesca en aguas más profundas, para hacer frente a la creciente preocupación por la seguridad alimentaria mundial.
En la zona mesopelágica (entre 200 y 1.000 metros de profundidad) hay unos 10.000 millones de toneladas de pequeños peces linterna, que no son aptos para el consumo humano pero que pueden venderse como alimento a las piscifactorías o utilizarse como abono.
Sin embargo, la captura a gran escala de peces mesopelágicos causaría un inmenso daño medioambiental, ya que estas especies actúan como una bomba oceánica y eliminan el carbono de la atmósfera.
Exploración del horizonte
Se trata de una técnica que trata de identificar problemas novedosos pero poco conocidos que probablemente se conviertan en consecuencias importantes en la próxima década.
Los investigadores del estudio sostienen que esta metodología pretende «principalmente actuar como señales, poniendo el foco en cuestiones concretas y proporcionando apoyo a los investigadores y profesionales para que busquen inversiones en estas áreas» antes de que tengan un impacto importante.
También es una forma eficaz de reunir a expertos de diversas áreas temáticas para examinar problemas comunes y formular soluciones más completas.
El método de escaneo del horizonte se ha utilizado anteriormente para identificar cuestiones que ahora se sabe que tienen un impacto medioambiental universal. Un escaneo realizado en 2009 alertó del peligro que suponen los microplásticos (residuos plásticos diminutos de menos de 5 mm) para el medio ambiente marino. Desde entonces, países como Estados Unidos y el Reino Unido han prohibido que los cosméticos contengan microperla