En una sorprendente declaración durante un reciente mitin político, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, insinuó la posibilidad de que su gobierno tomaría medidas para «recuperar» el control del Canal de Panamá, calificando el acuerdo de entrega como uno de los «peores errores estratégicos en la historia de Estados Unidos».
El Canal de Panamá, una vía de navegación crucial que conecta el océano Atlántico con el Pacífico, fue administrado por Estados Unidos desde su inauguración en 1914 hasta 1999, cuando fue entregado al gobierno panameño en cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977. Trump afirmó que la transferencia del canal no solo perjudicó los intereses de seguridad de Estados Unidos, sino que también debilitó su posición económica y geopolítica en el continente americano.
Un punto estratégico en disputa
El Canal de Panamá, que maneja alrededor del 6% del comercio marítimo mundial, sigue siendo una de las rutas más estratégicas para el comercio internacional. La administración panameña ha invertido en su expansión y modernización, consolidándolo como un punto clave para el transporte global. Sin embargo, las palabras de Trump reavivan antiguos debates sobre el papel de Estados Unidos en el control de infraestructuras estratégicas fuera de su territorio.
Trump señaló que el canal está «a merced de otras potencias», una referencia indirecta a la creciente influencia de China en la región. Empresas chinas han ganado contratos importantes en los alrededores del canal, lo que ha generado preocupación en sectores conservadores de Estados Unidos que consideran esto una amenaza para la seguridad nacional.
Reacciones en Panamá y en el mundo
Las declaraciones de Trump no tardaron en generar reacciones. El gobierno panameño, aunque no emitió una respuesta oficial inmediata, enfatizó anteriormente que el control del canal es un símbolo de soberanía nacional. Por su parte, varios analistas internacionales calificaron los comentarios del expresidente como un gesto populista y poco práctico, especialmente dada la complejidad diplomática y económica que implicaría cualquier intento de intervenir en el canal.
En Estados Unidos, la idea ha polarizado opiniones. Mientras algunos sectores apoyan la postura de Trump argumentando que recuperar el canal fortalecería la posición estratégica de Estados Unidos, otros lo consideran una propuesta impracticable que podría dañar las relaciones con América Latina.
¿Una estrategia para distraer?
Críticos de Trump han señalado que estas declaraciones podrían ser una estrategia para desviar la atención de problemas internos en Estados Unidos, como el aumento de la deuda pública y los desafíos económicos. Recuperar el control del Canal de Panamá no solo sería políticamente controvertido, sino que también requeriría un inmenso esfuerzo militar y diplomático, algo que muchos consideran inviable en el contexto actual.
Por otro lado, las afirmaciones del expresidente refuerzan su discurso de «Estados Unidos primero», un tema recurrente en su retórica, y podrían estar dirigidas a consolidar su base política de cara a futuras elecciones.
El futuro de la soberanía panameña
Aunque el Canal de Panamá está bajo control panameño desde hace más de dos décadas, las palabras de Trump evidencian que sigue siendo un punto de interés estratégico para las grandes potencias. Panamá, por su parte, deberá continuar demostrando su capacidad para gestionar esta infraestructura clave de manera eficiente y neutral, reafirmando su soberanía frente a cualquier insinuación de intervención extranjera.
Lo que está claro es que las declaraciones de Trump reavivan tensiones históricas y abren interrogantes sobre cómo Estados Unidos percibe su rol en América Latina. ¿Se trata de una simple estrategia política o de un interés renovado en ejercer influencia en el continente? El tiempo y las acciones hablarán por sí mismos.